Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1871-1872 (Cortes de 1871 a 1872)
Sesión: 3 de junio de 1871
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Respuesta al Sr. Pascual y Casas
Número y páginas del Diario de Sesiones 52, 1.413 a 1.415
Tema: Voluntarios de Cataluña

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Señores, es particular lo que ocurre con las autoridades de Barcelona, que son la pesadilla de los Diputados republicanos por aquella provincia. Debe llamar vuestra atención una cosa: en Barcelona hay republicanos, pero hay también monárquicos, como en toda Cataluña. Pues bien; cosa singularísima, todavía no he oído quejarse a ningún monárquico de las autoridades de Cataluña, y en cambio los: republicanos están todo el día pensando en esas autoridades. Es más: el jefe de ese batallón que hay ahora en Cataluña, y que tanto incomoda a los republicanos federales, era muy amigo del Sr. Pascual y Casas, y S. S. lo tenía por muy patriota, muy liberal y muy bueno, pero fue mientras el Sr. Pascual y Casas era monárquico como el Sr. Targarona. Cuando el señor Pascual y Casas se ha hecho republicano, ya le parece muy malo lo que antes le parecía muy bueno.

El Sr. PASCUAL Y CASAS: Explicaré mi monarquismo, Sr. Ministro de la Gobernación.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Ya sé yo que a S. S. no le ha parecido bien este recuerdo. ¡Pero como es un hecho! El Sr. Targarona era muy amigo de S. S., merecía los elegios de S. S., que le tenía por liberal, por patriota, por hombre que se ha sacrificado por la libertad; Pero desde que S. S. se ha hecho republicano, ya el Sr. Targarona no es patriota, ni liberal; es un déspota que hace lo que la autoridad le manda, y que no comete más que arbitrariedades. Y es que a S. S. le pasa con el Sr. Targarona lo que a los amigos del Sr. Pascual y Casas con todos los que no son como ellos. Se han empeñado en tener autoridades republicanas, fuerza pública republicana, y eso no puede ser porque estamos en una Monarquía, y por eso se incomodan. ¿Las autoridades de Barcelona no son republicanas? Pues son malas. ¿Esa fuerza pública no es republicana? Pues es mala. ¿El ejército no es republicano? Pues incomoda el ejercito; y pasa con esto lo que a la fuerza pública y a la autoridad les pasa con los criminales. Los criminales no pueden ver ni a la fuerza pública, ni a la autoridad, ni a la Guardia civil, mientras que yo cuando tengo un guardia civil a mi lado es cuando estoy más contento. (Voces en la izquierda: Ahora.) Siempre, siempre, siempre; y digo que siempre, porque en los tiempos en que yo podía ser perseguido por el Gobierno, nunca me creía más seguro que cuando tenía a mi lado fuerza pública; lo que yo temía no era la fuerza pública, sino la fuerza desconocida, la fuerza oculta. En cuanto a la pública, a la Guardia civil, al ejército, repito que jamás me he encontrado más tranquilo y contento que entre esa fuerza.

Lo que yo digo pasa en Barcelona. Allí sucede una cosa que ya he dicho otras veces: no todos los republicanos federales son malos; pero, de fijo, todos los malos se han hecho republicanos federales.

El Sr. PASCUAL Y CASAS: Pido la palabra para el tercer turno, pues tengo mucho que decir.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Pues todas Ias gentes buenas de Barcelona que quieren el orden, la tranquilidad, y el reposo donde encuentran la prosperidad suya y de sus familias, se complacen con ciertas medidas de precaución que el Gobierno necesita adoptar ahora más que nunca, pues no puede tomar ninguna medida de prevención; pero eso que a la gente honrada tranquiliza, crispa los nervios de los que están con los republicanos federales, y ha llegado el momento [1.413] en Cataluña de que los trabajos de cierta asociación tomaron tal incremento, que han causado espanto a los hombres honrados, los cuales los veían traducirse en motines, en asonadas, empezando por arrastrar a uno de los patrones de una fábrica, y llegando después a llevar a cabo las huelgas. En estos momentos, para evitar mayores desgracias y disgustos, la autoridad militar, de acuerdo con la civil, creyó que debía establecer ciertos puestos de fuerza pública para que no ocurriese lo que sucedió cuando arrastraron al patrón de la fábrica, a donde no pudo llegar la fuerza pública a tiempo. Pues bien; entre los puntos que creyeron conveniente elegir, se encuentra la Casa de Caridad, que es un edificio público, un edificio de la provincia, y allí la autoridad militar, de acuerdo con la civil, creyó conveniente poner una especie de cuerpo de guardia, donde pudiera acudir cualquier vecino a pedir auxilio, y desde donde puedan salir a prestárselo.

Pues este hecho, que debe alegrar a las personas honradas, a los que piensan obrar bien, ha irritado a los republicanos federales de Barcelona contra la autoridad militar, y sobre todo ha irritado a la Diputación Provincial. ¡Valiente modo de representar los intereses de la población, haciendo cargos a las autoridades militar y civil porque tratan de dar tranquilidad y sosiego a los habitantes de Barcelona! ¿Es así como la Diputación provincial representa los intereses de la provincia, oponiéndose a que se tomen medidas que devuelvan la tranquilidad, cosa que, si es necesaria en todas partes, lo es muchísimo más allí, donde si hay sosiego prosperan los intereses materiales, y si no se convierte la provincia en la más desgraciada de España?

Pues esas son las arbitrariedades y las violencias todas cometidas por aquellas autoridades: no dejar hacer a todo el mundo lo que le de la gana, cuando sea malo, y no sirva más que para molestar a la gente de bien y a los hombres honrados.

Vienen las elecciones; van a votar dos, tres individuos de ese cuerpo que hace ahora tanto daño a los republicanos federales; van a votar en uso de su derecho a los colegios electorales; pero les insultan, les llaman patulca, y realistas, y cipayos; estos hombres se cansan de insultos y emprenden a mogicones con aquellos deslenguados, y exclaman: " ¡Qué escándalo! ¡atropellar a la gente!" No, no es eso; son unos cuantos individuos que se defienden contra otros desvergonzados. Y quien toma la tarea de molestar e insultar a los demás, se expone a todo eso, porque no es oficio que no tenga quiebras.

El resultado es que las autoridades de Barcelona están siendo constantemente objeto de los ataques de los republicanos federales, lo cual les debe tener sin cuidado, perfectamente sin cuidado, porque cuando los ataques son injustos, no hay mejor elogio que ellos mismos. Cuando ciertos periódicos me ponen de ropa de Pascuas, de hoja de perejil, como suele decirse, y me insultan, y me llenan de desvergüenzas, digo para mí: me alegro, porque todas las personas honradas que lean esto, dirán:" ¡qué buen Ministro es Sagasta! Muy bien debe hacerlo cuando tan mal le tratan aquellos que está interesados en que lo haga mal!" Pues esto sucede a las autoridades de Barcelona, a quienes desde aquí les digo que no las defiendo porque no necesitan defensa; la tienen en los ataques de ciertas personas.

Pero que las autoridades de Barcelona necesitan tender la mano un poco dura y estar vigilantes en bien de la libertad y de la prosperidad de Barcelona, que quieren comprometer todos los días ciertas gentes, lo prueba lo que allí se escribe y lo que allí se hace, que es necesario que ni se diga ni se haga.

En la capital del Principado, Sres. Diputados, se escribe lo que vais a oír, todos los días, a todas horas; y yo desde aquí, digo a las autoridades de Barcelona que no deben consentir que se diga ni se escriba nunca. (Un Sr. Diputado: Eso es la libertad.) La libertad no es la licencia, ni el delito, ni el crimen.

Dice así, y esto es moneda corriente; se llama el periódico La Federación, y traigo unos de los últimos números: todos están cortados por el mismo patrón: los conoce el Sr. Lostau cuando hace signos afirmativos: de manera que no es cosa escogida.

Dice así:

" Desde que la civilización, en su creciente progreso, proclamó la soberanía de la razón humana, ¡¡¡YA NO HAY DOGMAS!!!

Las instituciones, llamadas a juicio como autoras del gran crimen social, perecerán si no comparecen ante el tribunal de la razón a demostrar la justicia de sus fundamentos.

La Asociación Internacional de los trabajadores, que aspira a constituir un nuevo orden económico sobre la base de la igualdad, NIEGA la justicia de aquellas instituciones que mantienen el monopolio en la explotación de las fuerzas productoras. Contra La Internacional, los conservadores y su prensa no tienen otras arenas que la difamación y la calumnia. Insultar no es convencer. Por lo tanto, RETAMOS a la prensa conservadora de todos los partidos a que sostenga en razonada discusión sus principios, probando la justicia del orden social que reina, para lo cual NEGAMOS LA JUSTICIA DE LA PROPIEDAD INDIVIDUAL DE LA TIERRA Y DE LOS GRANDES INSTRUMENTOS DEL TRABAJO. "

¿Dónde encontrarán estos caballeros la justicia?

" En nuestra época se hace necesario otra cosa que cambios de nombres o de formas; se hace necesaria una transformación completa de los falsos principios que tienen atrofiados nuestros más caros intereses.

Nadie, pues, como la asociación Internacional de los trabajadores, que ha esparcido por el mundo civilizado las bases de un nuevo programa revolucionario, puede servir de segura garantía al derecho al trabajo.

Nadie más que la Asociación Internacional de los trabajadores representa hoy la verdadera; la única revolución, agrupados como se hallan a su bandera todos los sanos elementos del cosmopolitismo, a fin de llevar a cabo la guerra salvadora, LA ÚLTIMA , LA GUERRA INTERNACIONAL contra todo lo que hay de más reaccionario: -DIOS -PROPIEDAD -GOBIERNO.

Hé aquí por qué tiemblan las clases conservadoras.... Hé aquí por qué La Internacional, en cinco años que lleva de existencia, ha sido condenada veinte veces a desaparecer de todos los países... Hé aquí por qué crece, CRECE Y CRECE amenazando ahogar la sociedad presente.

ELLA que va a pronunciar en breve la DISOLUCiÓN DEL ESTADO ANTIGUO para hacer plaza a la Justicia, para saludar el reinado de la Humanidad, para gozar con el derecho al trabajo, base firmísima de la Libertad, ve con desprecio esos motines nacionales, que no hacen más que aumentar el número de los ambiciosos, provocando nuevas y más hondas crisis, cuya víctima expiatoria es el pueblo trabajador."

Es decir, toda la sociedad menos los internacionalistas; y digo de estos lo que decía de los federales. No todos los internacionalistas son malos; pero todos los malos se han ido con los internacionalistas. [1.414]

" Pero desgraciadamente, el derecho al trabajo no es un hecho, volvemos a repetir.

Estamos condenados a presenciar por más tiempo todavía la Mendicidad, la Prostitución, el Asesinato y el Robo, todo lícito, todo legalizado, todo reglamentado por esta corrompida sociedad.

LA LUCHA POR LA VIDA VA A CONTINUAR SIENDO UNA NECESIDAD.

EL ROBO Y EL ASESINATO POR LA VIDA SERÁN LEGALES.

LA PROSTITUCIÓN Y EL CONCUBINATO, NEGROS ENGENDROS SERÁN DE INFANTICIDIOS... IRRESPONSABLES.

Y como alumbrando con luz opaca este cuadro de horrores, en que los miserables se hallan vencidos, y amontonados sucumben . . . LA CARIDAD, hipócrita el semblante, velará la faz sombría de los vencidos, para ocultar a la sociedad tanto desastre."

Como las autoridades de Barcelona no quieren que se ahogue la sociedad presente, es claro, tratan de ahogar a los que quieren ahogar a la sociedad presente.

Pues bien; en vista de esto, que va tomando proporciones aterradoras allí, las autoridades así civiles como militares toman sus precauciones; y ya que no puedan prevenir, porque no es el sistema de nuestras leyes actuales, tienen las autoridades que tomar medidas de precaución; porque todo lo que le falta de medidas preventivas a una autoridad encargada del orden público, encargada del sosiego de la sociedad, tiene que reemplazarlo con medidas de precaución. Desgraciadamente hasta ahora el Gobierno no tiene bastantes elementos para tornar las que son necesarias, que son necesarias muchas más que las que hay.

Y ahora voy a adelantar otra cosa. El Gobierno, como que está sometido a leyes liberales, en el sentido de que no puede aplicar inéditas preventivas porque no las reconoce el sistema político del país, no sólo tiene necesidad de sustituir las medidas preventivas con grandes medidas de precaución, sino que tiene necesidad de tomar fuertes y grandes medidas de represión. Y sólo con la precaución de un lado y la fuerte represión del otro puede suplir la eficacia de las medidas preventivas de otros tiempos que nosotros no podemos tomar. (Un Sr. Diputado: Pues entonces lo mismo que González Brabo). No es lo mismo que González Brabo. González Brabo tenía otro sistema; si yo tuviera el sistema de González Brabo, ni estaríais ahí sentados, ni se haría lo que se hace en Barcelona. jQué habíais de estar ahí sentados! Aquel prevenía; aquel tenía toda la fuerza y vigor del sistema preventivo y podía impedir toda perturbación. Esté Gobierno no puede impedirla más que tomando inéditas de precaución, y muchas veces estas no bastan. Pero ya que no puede impedir las perturbaciones, tiene este Gobierno necesidad grande de adoptar medidas enérgicas de represión. Porque si el Gobierno con las medidas preventivas puede evitar las perturbaciones dado ese sistema, aun cuando se perjudique a muchos que sean inocentes, en cambio se evitan las desgracias que pueden traer las perturbaciones. Y ya que nosotros no podemos evitar esas desgracias por no tener y por no poder usar medidas preventivas, tiene que caer la ley inexorable y con el mayor rigor, sobre los que han provocado trastornos.

Por consiguiente, dejad que las autoridades de Cataluña tomen medidas de precaución. Esas medidas de precaución no deben asustar a las gentes honradas; que cuantas más medidas de precaución se tomen, mejor para el ejercicio de la libertad y de los derechos individuales, porque así se podrán practicar con más orden, y el orden es indispensable para la libertad y para el ejercicio de los derechos individuales. Cuando los ciudadanos tienen confianza de que en el ejercicio de sus derechos no se encontraran con otros que se los estorben, entonces ejercen con más desembarazo sus derechos. Pero si no se toman esas medidas de precaución y tienen desconfianza los hombres honrados de lo que puede suceder, si creen que pueden ser perjudicados en el ejercicio de sus derechos, entonces la libertad y los derechos no son para los hombres honrados; no son para el que trabaja, para los que viven de su trabajo, de su inteligencia o por medios propios, sino para los holgazanes, para los que no viven más que con el trastorno y con la intranquilidad.

Pues no os hagáis cómplices de estas gentes que quieren que las autoridades estén dormidas, porque ellos ganan en ese río revuelto, al que quieren traer siempre a la autoridad.

Esto es, pues, lo que hacen las autoridades de Cataluña; y como que no hacen otra cosa, yo, desde aquí, les doy mis plácemes y les digo que sigan en ese camino, a pesar de las alharacas y de los alardes que hacen contra esas autoridades ciertos Diputados, que en mi opinión, representan mal la provincia y el país, por el daño que hacen al país y a la provincia.

(Habla el Sr. Pascual y casas.)

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Si el Sr. Presidente y el Sr. Pascual y Casas me lo permiten, diré que cuando me he referido al Sr. Pascual y Casas, lo he hecho con todo el respeto que merece, y con toda la consideración que yo le tengo; y que no he tenido intención de molestarla en lo más mínimo. Yo le condeno en los errores políticos en que se encuentra; pero respeto mucho a S. S., porque conozco su carácter, y le tengo todas las consideraciones que le debo tener.



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